1 sept 2008

Homenaje al mar


Quisiera dedicar este post al mar. Al mar que no tengo en este país y que me hace falta. Algunos días me levanto, abro la ventana y lo huelo en el aire. Está cientos de kilómetros de acá. Se podrá oler?

Siempre deseaba tenerlo cerca. Desde chiquita soñaba de verlo un día. Años antes de siquiera haberlo visto hacía montones de dibujos de islas perdidas en el océano, habitadas de niños náufragos viviendo felices sin adultos y escuelas. Aún los tengo por ahí guardados.

Llegué a verlo a los 12 años. En Yugoslavia en el 1988, justo antes de haber empezado la guerra ahí. El siguiente año se abrieron las fronteras de mi país y se podía a salir a otras partes también. Después he visto el mar en Italia, Francia, Inglaterra, Irlanda, España, Russia... Pero nunca he vivido a su lado hasta en Lima.
La ciudad que tiene el mar se gana una dimensión más. Es algo salvaje dentro de la civilización. En Lima siempre buscaba vivir cerca del malecón y las épocas más bonitas y más largas pasé en Barranco. Me quedaba lejos de la Uni pero me gustaba más que vivir en Pueblo libre o Jesús María dónde también viví un tiempo. Es más fácil ubicarse, hay algo claro – el borde de la ciudad claramente marcada. El malecón – la playa – el mar. El fin. Algo seguro en una ciudad tan plana y grande con margenes dispersos y movedizos.

El verano pasado nos familiariazamos aún más. Yo y el Pacífico. Empecé a meterme con la tabla. Decir a correr sería exagerado. Pero igual lo disfrutaba muchísimo. Es fácil volverse adicto a esa diversión. Fue una diversión para mí porque no buscaba la perfección, solo quería estar en el contacto con el agua, aprender a moverme dentro de ella, relajarme y olvidarme de los problemas „terrestres“. Y para eso funccionaba muy bien. Syncronizarme con la marea, esperar la ola, cogerla y dejarme llevar… es mejor que el sexo! (Será por eso la playa llena de chicos que obviamente les hace falta?)

Acá en Praga no sé bien como limpiarme la cabeza. No sé con que quitarme el dolor de la espalda. Por eso extraño al Pacífico.

2 comentarios:

TaL dijo...

Creí que seguías en Lima. Vas a volver?

Yo vivo cerca al mar, y en épocas como estas parte de lo que le da vida a mi vida es montar bicicleta por el malecón, mirar el mar y cuando hay poca gente cerca, cerrar los ojos y sentir el aire en mi cara. Supongo que esas son las sensaciones que están ahi para uno todos los días, cuestión de ir por ellas! Te mando un beso!

Que increible lo que cuentas de tu vida de niña (en el psot anterior). algún días nos conoceremos y me contarás. Mientras tanto seguiré leyendo.

Las imágenes, son tuyas?

Dora dijo...

Hasta ahora siempre volví pero por ahora no sé cuando. Depende de muchas cosas... pero cuando tenga un buen pretexto, voy y ahí hablarémos!

A mí tambien me gusta montar la bici acá en Praga. En Lima me daba algo de miedo por el tráfico.

Sí, las fotos y los grabados son míos.
Un abrazo, gracias por leerme!