29 ene 2010

La escapista

Ultimamente me cuesta escribir. No sé que decir, de que hablar. Me siento tonta. Otra vez me afierro a la imagen que no me obliga analizar y pronunciar palabras concretas. De pronto serán dos meses desde que me fuí de Perú pero hasta ahora no siento volver del todo. Todas mis idas han sido difíciles, y esta no fue diferente.

En uno de mis posts anteriores digo: "Hasta ahora no llego a descifrar la razón por la cual no puedo dejar de extrañar el Perú. Pero ya ni trato de entender, simplemento lo acepto". Pero ahora veo que no es así, que la question "porqué" sigue aquí y yo trato de darles algún sentido a mis viajes, que muchos de mi alrededor llaman escapes.

Hasta tuve una conversación con un sicólogo sobre el tema. Y él al escucharme me dijo que según parece, mis estadías en Perú son una especie de vacaciones, o sea un tiempo en el que me libro de las presiones y responsabilidades de mi vida cotidiana. Un escape de mi realidad. Y los regresos a esa realidad obviamente me resultan duros. Pero, dijo tambien, la questión no es porqué me gusta estar de vacaciones sino porqué me resulta tan difícil vivir mi realidad.

Me llamó la atención la comparación de mis tiempos en Perú con las vacaciones. Hace un tiempo escribí un post sobre el tema (Las vacaciones). En él contaba sobre el colegio, que lo veía como pérdida de tiempo, una obligación que me impedía hacer lo que realmente me gustaba. En este sentido las vacaciones era mi tiempo soñado, en él me sentía libre y feliz. Desde que tenía diez cada verano iba a acampar por tres semanas con un grupo de pioneros. Era la primera experiencia de estar sin los padres y aprender a ser independiente. Me encantaba. Pero cuando el campamento se acababa y yo regresaba a casa, no paraba de llorar. Me encerraba y no hablaba con nadie, sabiendo que era imposible compartir la experiencia con gente que no la ha vivido. En unas semanas me acostumbraba, pero el resto del año no dejaba de soñar. Y el dibujo me servía como soporte de mis sueños. Hasta ahora guardo una libreta llena de dibujos que hice en las clases. Están llenos de niños en bosques o en islas perdidas en el océano.

Y parece que desde entonces no ha cambiado mucho. Desde hace diez años no dibujo otra cosa que el Perú. De vez en cuando me escapo al bosque y volver a las clases me choca. Y no dejo de soñar. Pero, tambien me pregunto si realmente me gustaría acampar todo el año. Y que tal si resultaría que extraño las clases?! O que la isla bonita perdió sus encantos al darme cuenta que allí me quedaré para siempre? Y de allá a donde me escaparía?