
Entre todas las historias de las relaciones entre mi país y tierras de Sudamerica hay una especial. Es la historia del „primer indio“ que ha pisado el terruño Checo.
En 1904 el joven viajero checo Alberto Vojtěch Frič visitó Puerto Esperanza. Es un pueblo paraguayo situado a orillas del río Paraguay al Norte del Gran Chaco. Esta zona pantanosa estaba habitada por la tribu Chamacoco. Frič conoció esa tribu en circunstancias dramaticas durante una gran inundacion.
Sobre esa época cuenta Frič en su charla sobre el Chaco del 1911: „¿A quién se le habría ocurrido que en este país tan ajeno iba a encontrar lo que vanamente buscaba por otras partes - la amistad? Que entre esos „bárbaros“, de los que se dicen cosas mas crueles de las que cuenta su propia mitología, iba a encontrar gente tan relajada y sonriente.
Y que iban a aceptar como miembro de la tribu a un extranjero de un color de piel distinto, de una lengua y costumbres incomprensibles, y es más, que me iba a sentir entre ellos como en casa.“
Frič se enamoró y se casó con una mujer de la tribu, llamada Lorai y tuvieron una hija. Se quedó a vivir en el pueblo donde conoció tambien a Cherwuish Pioshad Mendoza quien, en el año 1908, acompañó a Frič a Europa como voluntario para dejarse examinar por médicos checos y buscar un medicamento para curar la enfermedad que amenazaba con extinguir a su tribu.
Frič cuenta: Cuando llegó el día de mi partida se me acercó el jefe de la tribu Lari y me dijo: „Nunca he visto las cumbres de montañas ni las ciudades llenas de gente ni tampoco los arboles que en vez de hojas tengan pelo como de un javalí. Me gustaría conocer a tu famila, tu gente de piel pálida y pelo rubio. He visto solo las almas de todo aquello (las fotos) pero ahora quisiera conocer a los cuerpos. Tu te vas y yo iré contigo.“
Pero al final el cacique cambió de opinion: „Mi gente no es como la tuya“ dijo. „Tenemos otras costumbres. No me puedo ir. Mi mujer está embarazada y en mi tribu la matarían si se quedara sin marido. Mi mujer es guapa, no la voy a dejar. Pero lleva a mi primo Mendoza. Es listo y sincero. Cuando regrese, nos contará todo.“ Así pasó que Cherwuish viajó a Europa. Me preguntaba como vaya a ver nuestro modo de vivir, si le gustará nuestra civilisacion y que vaya a criticar.

Dentro de dos días un barco nos llevaba hacía Asunción, donde Cherwuish por primera vez vio edificios de varios pisos y le extrañaba porque los blancos construyen un pueblo encima del otro si alrededor hay tanto espacio. Su talento para observar fue extraordinario y su logica implacable. En principio se negaba a usar ropa, pero antes de llegar a Buenos Aires aprendió vestirse tal como seguir la etiqueta en la mesa. En Viena me acompañó al congreso americanista e incluso a una recepcion en la municipalidad.
Le quise enseñar todo. Vio las montañas, el mar, el ferrocaril, el vidrio en las ventanas, los caballos en las calles, los tramvías y automóviles. Ha conocido Genova y Viena con todo su lujo, con los tobogánes en Prater. Cherwuish lo observaba todo con mucha atención pero de repente se puso a llorar:“Alberto, nada es como creía. En mi pueblo dicen que Europa es un río, el viento trae la ropa al río y la gente la saca y se la pone. Por eso los europeos pueden cambiarse la ropa cada día. Ahora veo que es mentira! La gente no me va a creer, van a decir que estoy inventando o tendré que mentir y decir que no llegué ni a Buenos Aires.“
La triste verdad es que Cherwuish no se ha equivocado mucho. La estancia de un año en Bohemia (así se llama la región donde se encuentra Praga) cambió a este joven indígena tanto que, al regresar a su pueblo natal, tuvo enormes problemas con sus familiares y amigos, que lo consideraban un mentiroso cuando les contaba de la civilización de los blancos. Al final, lo explusaron de la tribu. Alberto Vojtěch Frič pensaba que Cherwuish acabó como espía de la guarnición militar de Fuerte Olimpo y se emborrachó a muerte.
Al mismo Frič le pasó algo parecido al regresar a su país: “Tuve una coleccion de objetos mas extraños para poder comprobar mis palabras, pero la gente igual dudaba. Tambien aquí se cuentan historias equívocas sobre los crueles canibales que roban y matan a la gente inocente. Si yo regresé no solo sano y vivo, pero además encantado por los indios que he conocido, muchos me miraban de reojo. Pensaban que seguramente no había visto nada, que compré por ahí un par de artesanías y los pretendía impresionar con mis aventuras.“
Despues del 1913 Frič no ha vuelto más a Alto Praguay por causa de los problemas de su salud. En 1922 se casó de nuevo y tuvo otra familia en Praga. Falleció en 1944.
Falta decir que la historia no termina con la muerte de sus protagonistas. En 2000 la familia Frič se había enterado de que tenía parientes en Paraguay y fundaron una ONG llamada Checomacoco, que se dedica y apoyar su lejana familia india de la tribu Chamacoco, que hoy cuenta con 160 miembros.
Así tambien llegamos a comprobar que la historia de Cherwuish tuvo un final distinto (según dice Yvonna Fričová - la esposa del nieto de A.V.Frič): "Al penetrar en el siglo XX cada vez más en el Gran Chaco los logros técnicos de la civilización, por ejemplo, los primeros aviones, Cherwuish fue convirtiéndose en una persona importante y estimada, ya que era el único de los indígenas que sabía explicar a los suyos de qué se trataba. Al final lo volvieron a acoger con mucho honor en el seno de la tribu y Cherwuish supuestamente falleció a una edad muy avanzada en los años 60".
Fuentes:
http://www.radio.cz/es/articulo/76695
http://www.checomacoco.cz/espanol