Los peruanos suelen hacer sus pequeñas entrevistas a los extranjeros que encuentran. A mí siempre me asombraba la facilidad con la que empezaban las conversaciones. En principio me facilitaba la comunicacion, me gustaba el interés que mostraban por mí, pero con el tiempo contestar siempre las mismas preguntas me cansaba. Incluso llegaron momentos cuando me deseperaba y me ponía antisociable. Mucha gente preguntaba pero poca buscaba a cambiar la imagen que tenía de mí. Pero a veces lograban a sorprenderme con sus preguntas. Sin darse cuenta me daban temas para pensar. Una vez un pescador me preguntó de qué más extrañaba de mi país viviendo fuera.
Hay momentos en los que a uno le parece extrañar todo. La gente. Los olores cotidianos que activan la memoria. La comida. Las canciones. Pero en realidad no es eso que se extraña.
Me di cuenta de que extrañaba ser la Dora que conocían mis padres, mis hermanos y amigos. La Dora en su contexto, con su trasfondo, con su historia. La que no tenía que explicar quién es y de donde venía. La que compartía la historia y el presente con los demás checos. La Dora que dominaba su lengua y la sentía. Extrañaba ser local, extrañaba sentirme en casa. Extrañaba de que me trataran igual y no como a la gringa que admiraban y despreciaban a la vez. Extrañaba que me quisieran no por ser diferente sino por ser parecida a ellos. Extrañaba ser común e invisible. Sentirme segura. Tener amigos entre los hombres. Poder sentarme sola en un bar sin que nadie molestara...
Pero entonces ¿qué es lo que extraño de mi hogar adoptivo cuando vuelvo a Checolandia? Pues... mi vida en Perú. Mi libertad. El hecho de vivir sin el peso de la memoria, de la familia, de las expectativas de la gente que me rodea. Extraño adaptarme, empezar desde cero. Extraño las amistades con aquellos que no necesitaban conocerme del todo para poder quererme. Y a los que se tomaron el trabajo de conocerme. Extraño sentirme parte sin haber crecido en las mismas condiciones, sin haber visto los mismos dibujos animados de chibola. Sentirme identificada a pesar de tener otra experiencia. A pesar de haber crecido en otro clima... Extraño las calles, los lugares, las costumbres, los sabores,las casas donde viví, todo lo que considero tan mío y aquí no tengo con quien compartirlo. Extraño el mar y el aire de la sierra... la chirimoya, los helados de lúcuma en la playa y un millon de cosas más.
Demasiada contradiccion? Sí, pues.