Como si el porvenir y aun el presente carecieran de
entidad, Lima y los limeños vivimos saturados de pasado. Este nos ha sido impuesto por quienes creyeron desentrañar el enigma de nuestro ser, acerca del cual, para fijarnos un destino, preguntamos perplejos desde siempre. Se ha decidido así que nuestra ciudad está impregnada de una como extraviada nostalgia, y esto es cierto más en lo que atañe al descamino del sentimiento que al sentimiento mismo.
Sebastián Salazar Bondy, Lima la horrible (1964)
Dibujos con tinta china hechos en Praga. ©DoraCan
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